Un día para la historia de Vélez-Málaga
«en alas del amor, crucé estos muros.
Al amor no hay obstáculos de piedra,
y lo que puede el amor, amor lo intenta…»
Sirvan estas palabras, contenidas en una de las novelas de amor más bellas escritas por la mano del hombre, Romeo y Julieta de W. Shakespeare, para ilustrar el sentimiento que animó a esta Archicofradía para solicitar al Excelentísimo Ayuntamiento de Vélez-Málaga, allá por el año 1997, la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad para la bendita imagen de Jesús «El Pobre».
Un sentimiento fraguado no sólo a lo largo de estos últimos cincuenta años, sino que se remonta a muchos siglos antes, casi con la fundación de nuestra ciudad, y de cuya presencia han quedado en Vélez vestigios pictóricos, escritos y, lo que es más importante, una devoción que se manifiesta en un apelativo cariñoso, extraído del ingenio y acuñado por el pueblo a lo largo de todos estos años: Jesús Nazareno «El Pobre».
Dejemos a margen los planteamientos que cifran como único fin de tal petición la competitividad entre cofradías, que manifiestan un desconocimiento e ignorancia de la realidad de nuestras corporaciones que, movidas únicamente por la fe, que es amor, llevan casi quinientos años de existencia real, fomentando el culto a la persona de Jesús de Nazaret, representado en las imágenes que la devoción popular ha hecho suyas, como vehículo de acercamiento del hecho religioso a las gentes sencillas del pueblo.