La procesión, como símbolo del trascurrir en la vida de los cristianos que la forman, tiene además del fin penitencial y devocional, un indiscutible carácter pedagógico. Cada elemento que la conforma ha de tener un sentido que ayude a transmitir el mensaje cristiano al pueblo que lo contempla.
Está conformada por los penitentes, hermanos que visten la túnica y capirote propios de la Archicofradía, rojo granate en la sección del Señor y verde en la sección de la Virgen. La túnica es el hábito de la Archicofradía, que iguala a todos los hermanos. Los penitentes portan cirios que se sitúan entre las diferentes insignias de la Archicofradía.
Tras ellos procesionan mujeres ataviadas de mantilla que acompañan a nuestros Sagrados Titulares seguidas del cuerpo de acólitos ceriferarios y turiferarios y los tronos de Jesús El Pobre y María Santísima de la Esperanza.
Las insignias ocupan la siguiente distribución en la procesión: