Cortejo e Insignias

La procesión, como símbolo del trascurrir en la vida de los cristianos que la forman, tiene además del fin penitencial y devocional, un indiscutible carácter pedagógico. Cada elemento que la conforma ha de tener un sentido que ayude a transmitir el mensaje cristiano al pueblo que lo contempla.

Está conformada por los penitentes, hermanos que visten la túnica y capirote propios de la Archicofradía, rojo granate en la sección del Señor y verde en la sección de la Virgen. La túnica es el hábito de la Archicofradía, que iguala a todos los hermanos. Los penitentes portan cirios que se sitúan entre las diferentes insignias de la Archicofradía.

Tras ellos procesionan mujeres ataviadas de mantilla que acompañan a nuestros Sagrados Titulares seguidas del cuerpo de acólitos ceriferarios y turiferarios y los tronos de Jesús El Pobre y María Santísima de la Esperanza.

Las insignias ocupan la siguiente distribución en la procesión:

Bocinas abriendo procesión. Estos elementos, que históricamente se utilizaban para avisar del paso de las cofradías, hoy son simuladas. Simbolizan la llamada al pueblo de Dios a la seguir a Cristo.

La Cruz Guía, símbolo del cristiano encabeza la procesión. Esta Cruz es la que nos guía en nuestra estación, como la cruz de Cristo nos guía en la vida. Se encuentra flanqueada por dos faroles, pues la luz de la fe, nos marca el camino.

Posteriormente procesiona el Guión, en su origen bandera enrollada, que es la insignia de la Archicofradía, flanqueada por mazas. Éstas, han sido usadas de manera tradicional por el poder civil para flanquear los símbolos, representativos. Es frecuente desde la década de los veinte del pasado siglo su inclusión en los cortejos de las cofradías.

Posteriormente encontramos el Senatus, símbolo del poder romano en tiempos de Jesús, flanqueado por cetros.

Tras él, sigue el estandarte conmemorativo del cincuentenario de la reorganización de la Archicofradía, flanqueado por dos cetros.
El estandarte mayor de Jesús El Pobre, pintado por Francisco Hernández y bordado por las Madres Adoratrices de Málaga, flanqueados como el anterior por dos cetros, precede a las mantillas.
Los acólitos ceriferarios con ciriales y los turiferarios, preceden al trono de Jesús El Pobre. Termina la sección con banda de música y fieles que acompañan a Jesús con cirios que en nuestra ciudad son conocidos como “mandas”.
Tras el trono de Jesús Nazareno «El Pobre» y sus mandas, comienza la sección de la Santa Vera+Cruz, esta va encabezada por la bandera con los colores de la Santa Vera+Cruz, el negro y el verde, que predomina toda la sección de penitentes.
El final de esta sección ocupando el lugar principal, flanqueado por servidores de librea y bajo palio, la reliquia del Santo Lignum Crucis, astilla de la Cruz del Salvador. Mantiene así la Archicofradía el culto público a la Cruz de Cristo como nuevo árbol de paraíso y altar de redención, el altar de la nueva alianza, como la Vera+Cruz ha realizado desde sus inicios.

La sección de la Virgen de la Esperanza se inicia con la bandera concepcionista, franqueada por mazas. Así la Archicofradía pone de manifiesto su defensa del dogma de la Inmaculada Concepción de María.

El Estandarte de la Virgen de Chestojova, bendecido por Su Santidad Juan Pablo II, que forma parte de nuestra procesión desde 1981, sigue al de la Inmaculada. Su presencia en nuestro cortejo se debe a la extensión a nuestra Archicofradía de la devoción que le profesaba nuestro hermano D. León Slivinski, amigo personal de Juan Pablo II, y por medio del cual se consiguió que el Santo Padre bendijese la imagen, así como la bendición apostólica para nuestra Archicofradía. Va flanqueado por dos cetros.

Antes del trono, ocupa su lugar el estandarte mayor de María Santísima de la Esperanza, pintado por Francisco Hernández, habiendo realizado su bordado la Madres Adoratrices de Málaga.

Las sección de mujeres ataviadas de mantilla ocupa el lugar antes de los acólitos ceriferários y turiferarios en ambos tronos.

Tas la sección de mantillas,  ceriferarios y turiferarios preceden al trono de María Santísima, que se encuentra escoltado por bocinas. Tras el trono de Nuestra Señora, se sitúa la banda de música seguida por los fieles que la acompañan con sus velas.