Recientemente la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Vélez Málaga realizó una restauración de la cruz situada desde finales de la guerra civil española en la capilla callejera de la Cruz del Cordero. Por testimonios verbales de los mayores de la cofradía, que llegaron hasta mí de la boca de mi padre Rafael Mesa Valle, que vivió estos sucesos, conocí que tras la entrada de las tropas franquistas en nuestra ciudad con el deseo de colocar una cruz en el humilladero de la Cruz del Cordero, ya que la original había sido destruida, localizaron la que había sido la cruz de Nuestro Padre Jesús El Pobre siendo modificada para adaptarla a la capilla, ya que el tamaño original era mayor al espacio continente. Como consecuencia de la amputación de parte de sus brazos horizontales y de la parte inferior del brazo vertical la cruz ha llegado a nuestros días muy alterada, habiendo perdido los espejos y otros elementos de decoración que daban carácter y sentido a la pieza.
En la cofradía desde hace tiempo hemos sentido el anhelo de volver a incorporar esta cruz a nuestro patrimonio, deseo que se acentuó tras su restauración. Pero tras valorar el estado de la cruz de forma más cercana, comprendimos que su estado actual le impedía cumplir la función de cruz de Jesús El Pobre, para la que fue concebida.
Este año además se ha completado la restauración de la túnica dieciochesca de Jesús Nazareno, que nos hizo contemplar la imagen absolutamente personal de Jesús El Pobre.
En este contexto un grupo de hermanos se platearon la necesidad de realizar un diseño de una nueva cruz procesional para nuestro Nazareno acorde a la imagen recién descubierta, y que mejor opción, que hacerla basándose en la cruz dieciochesca de Jesús El Pobre que actualmente ocupa la capillita de la Cruz del Cordero. Se valoró quien podría ser la persona más capacitada para realizar el diseño de la cruz, y se decidió, muy acertadamente en mi opinión, confiar en la capacidad de Francisco Naranjo Beltrán, reputado cartelista, diseñador y restaurador, siendo esta última condición fundamental para encargarle este proyecto.
Dado el planteamiento de realizar la nueva cruz en función de la antigua, el primer paso fue un largo proceso de estudio e interpretación de las fotografías y de los restos existentes para conseguir realizar un proyecto basado en el antiguo manteniendo el simbolismo que pudiésemos encontrar. En un brillante trabajo, Francisco nos propone una obra que mantiene al igual que en original un doble remate en los bordes, el mas exterior dorado y el interior plateado que con ligeras variaciones entre ellos, enmarcan toda la cruz. Entre esos remates en toda la superficie exterior se distribuyen espejos cortados en láminas de pocos centímetros como apreciamos en las fotografías originales. Se ha optado por colorear toda la superficie interior de la cruz en color verde, haciendo una referencia directa a la simbología de la Vera+Cruz. Sobre la superficie coloreada unas rocallas talladas y doradas, formas decorativas típicas del siglo XVIII, se repiten en la estructura horizontal y vertical de la cruz. Estas forma crean unos espacios ovalados que en la cruz original estaban ocupados con espejos pintados con decoración vegetal. Francisco nos propone una modificación formal sobre el original, que estáticamente daría una imagen parecida al original, pero que aporta valor creativo. Consiste en la sustitución de los espejos pintados por cavidades que a modo de relicario delimiten un espacio con u cristal en la parte superior, conteniendo en su interior elementos de la pasión de Jesús realizados en plata y rodeados en el interior del “relicario” por flores de talco. Las rocallas dejan entre ellas espacios, que se han diseñado en metal plateado, y que al igual que en la cruz original representarían los símbolos de las doce tribus de Israel. Así en la simbología de la cruz, que es el elemento principal de la pasión de Cristo se acompaña del resto de los elementos de la pasión, dando el sentido de que la pasión, muerte y resurrección de Jesús son el elemento fundamental de nuestra fe. Pero siempre partiendo del pacto de Dios con los hombres en el Antiguo Testamento, como se simboliza en la representación de las 12 tribus de Israel.
El resultado me parece muy acertado y quisiera agradecérselo en nombre de la Archicofradía a los hermanos que han realizado la donación de este magnífico proyecto. Sinceramente deseo que la Archicofradía pueda ejecutar esta obra en los próximos años a medida que la realidad económica así lo permita. Sin mas y en estos difíciles momentos desearos a todos Paz y Bien.
Gustavo Mesa Ramos
Teniente Hermano Mayor de la Archicofradía